La colaboración es un factor importante de la cultura organizacional, entendida como sistema organizado que se comparte entre los miembros de una organización. En los distintos cursos de formación comparto mis criterios sobre la importancia de la colaboración para el crecimiento personal y el de la empresa. A mi modo de ver, se traduce en un valor sobre el que invito no solo a reflexionar sino también a convertir en filosofía y aspiración de alcanzar. Hoy te comparto algunas cuestiones básicas en este espacio.
¿Qué puede estar impidiendo en lo profundo que el valor de la colaboración se esté expresando en? ¿Y qué impacto tiene en la vida personal y el crecimiento de las organizaciones?
El tema es largo. Hay cuestiones de fondo que sobresalen cuando miro en la línea del tiempo el valor de la colaboración. Por un lado, la competición. Desde etapas muy primitivas la competición fue la respuesta que dio el hombre para sobrevivir. Sin embargo, lo que permitió sobrevivir y evolucionar fue la vida en grupo. Pese a ello, hay innumerables ejemplos en los que el hombre ha usado la competitividad para llevar adelante sus fines. Y así fue permeando los distintos ámbitos de su vida.
L a especialización. La aparición de la ciencia, y en su etapa de especialización, donde cada ciencia necesitó para definirse, desarrollarse, trabajar independientemente. Y ha sido de gran importancia este momento, de no haber sido así, no se hubiera llegado a tantos descubrimientos, y se hubiera avanzado tanto en un lapso tan breve. Y a la vez cada uno se encontraba en sistema más pequeño y quizás cerrado.
En el plano de las actitudes y filosofía ha ido educándose, con freceuencia,- en una cierta tendencia hacia lo individual. De modo que en la mayoría de las relaciones sigue siendo un reto si no un dilema, encontrar el punto medio entre el interés, actuación, la comprensión y sentimiento entre lo individual y colectivo.
La mayoría de las generaciones que coexisten hoy, ha sido educada para impulsar la individualidad, en un sentido más bien competitivo. Y si revisas en tu memoria lo que te decían tus padres, maestros, lo que has escuchado en el trabajo, en el concepto de las empresas, puede que encuentres mensajes diversos que apuntan a la necesidad de ser el mejor (en todo), alcanzar el más alto peldaño en los diferentes ámbitos de vida, basado en un proceso de comparación constante con los otros, lucha constante por sobresalir, resaltar del resto.
Quizás, no haya en el fondo otra intención mayor que el ser reconocido, querido, aceptado, respetado… por los demás. De ser así, hoy a la luz de otro milenio y otros retos, otra puede ser la manera de expresión de esa intención.
Hoy se necesita de colaboración a otro nivel, a mi modo de ver, como la respuesta que permitirá la supervivencia, por un lado; y por otro, crecer a un ritmo más acelerado y sostenible y desarrollar nuestro potencial. No es extraño hoy encontrar equipos cada vez más interdisciplinares, cada vez más cercanos en el espacio (equipos sin fronteras territoriales que abordan situaciones globales y en el tiempo (diferentes generaciones que unen experiencia y entusiasmo). De modo que puede hablarse de la era de la colaboración.
Para la cultura organizacional es de gran importancia, la personalización del valor de la colaboración. Esto no solo genera un clima facilitador para la innovación y creatividad, sino también el desarrollo de los talentos individuales. Una cultura colaborativa es uno de los puntos fuertes a tomar en cuenta en el liderazgo de una organización. De otra manera cómo alinear equipos en una visión común, cómo encauzar la energía para el logro de objetivos cada día, cada mes, cada año; Y sobre todo, cómo se vive el proceso.
No es posible una cultura de colaboración si no se desarrolla el hábito de GANAR- GANAR, que Covey esbozó en su libro (los siete hábitos de las personas altamente eficaces), y de los que estaré comentándote en otras oportunidades pues tienen mucha relación con el tema de hoy, y el crecimiento de personas y empresas.
Si piensas, aunque sea por un momento que tu felicidad y desarrollo depende, por momentos de que otros pierdan, estén más abajo, en situación de desventaja, te estarás apartando en ese mismo momento del espíritu de colaboración y creatividad necesarios para avanzar y crecer, en el sentido más amplio y ecológico. Pues en ese mismo momento estarás enviando mensajes a lo profundo de tu ser de inseguridad, de miedo, de escasez, de incapacidad individual o colectiva, y ello no solo impedirá la colaboración con los otros, sino tu propio desarrollo exponencial.
Llegado hasta aquí, te invito a identificar esos ámbitos de tu vida en los que manifiestas o no la colaboración como valor. Y especialmente, en el ámbito organizacional del que formas parte. Fíjate en qué actividades concretas o frente a qué personas o colectivos te expresas con mayor colaboración. Escucha tu voz interior, al respecto, sé consciente de lo que sientes y para qué y por qué colaboras o no con quienes te rodean. San Isidoro de Sevilla afirmaba que: “Sapientia dando maior fit retinendo minoratur”. La sabiduría, lo que sabemos crece, se hace mayor cuando la damos y se empequeñece, decrece, cuando la retenemos. Siguiendo esta idea, piensa de qué forma vas a crecer hoy.
Puedes empezar ahora mismo, dejando tu colaboración, alguna experiencia en tu organización, lo que piensas tú,…, más abajo en Comentarios.
¡Muchas gracias! Un cordial saludo,
Rosalia Peña Sarmiento
Crecimiento y cambios saludables.
Está genial el artículo donde tocas todos los aspectos que ocurren en las colaboraciones. En este mundo tan competitivo es muy difícil unir equipos con un fin común. El multinivel es uno de los pocos sistemas en el que esto es posible.
Un abrazo y enhorabuena por tu gran explicación.
Alfredo Sánchez
Hola, Alfredo:
Gracias, por tu comentario. Efectivamente, unir equipos en un fin común es el gran reto y a la vez de lo que más fortalece.
¿Cómo el multinivel lo hace posible? ¿ Cuáles serian las diferencias sustanciales en relación con otros equipos?
Un saludo,
Rosalia.