Hoy quiero compartir contigo una experiencia que tuve durante  las últimas jornadas de Coaching del XIC de Galicia, que tuvo como lema, precisamente, “Superando límites”.  Fueron dos días intensos, en los que se creó un excelente clima para aprender y compartir del mundo del Coaching.

Permítame  que te cuente  de qué trata  la situación que  superé y los  puntos que saqué para  llevarlo  a otras situaciones de mi vida.

Yo estaba feliz de todo lo que  estaba viviendo en las Jornadas y quería  compartirla con mis alumnos  y contigo. Quería contarte,  desde allí,  en el corazón de la Catedral alguna de aquellas experiencias.

 Pero  estuvimos  trabajando  y compartiendo  hasta  la noche, y llovía  con frecuencia. Además  en ese momento no tenía  “buenas relaciones”  con mi cámara de vídeo (gran reto para mí). De modo que, la noche antes de regresar, y ya tumbada en mi cama para dormir, pensaba en todo momento en lo que deseaba hacer (grabar allí  en aquel sitio memorable),  y el temor de que no saliera bien, de que estaba en una ciudad no conocida.. Ya era casi media noche… se anunciaba  lluvia al otro día y  yo me marchaba   a las 9 de la mañana.

La decisión fue tomada: me levanté, tomé mi cámara, mi trípode, un taxi y me fui hasta el sitio. El trayecto era breve, de modo que el taxista se sorprendió de que tomara un taxi. Así que le conté mi objetivo, y él mismo me dijo que podía  ayudarme aunque no  conocía  el manejo de vídeos. Al bajarme allí mismo, encontré otros jóvenes que se empeñaron en hacer más de un vídeo, y se  dispusieron  a ello, con esa espontaneidad  propia de la juventud.  ¡Qué gran momento y cuánto disfruté del proceso! Disfruté también del lugar: la  música, las risas que llegaban de varios ángulos  de la Plaza. Respiré un aire singular en una noche preciosa. Y me di el permiso para caminar  de regreso  al hotel por una ciudad especial, entre la alegría juvenil  que emanaba de bares  durante todo el trayecto.

¿El resultado? Los vídeos grabados apenas se escuchaban, apenas se veían. Pero quedó lo vivido: el Proceso y  tres puntos básicos  que saqué de esta experiencia, que  aprecio que se repite tanto en mí, como en las anécdotas de clientes y conocidos y que ahora comparto:

  1. Cuando quieres algo a lo profundo, te enfocas en ello y lo declaras, hay una energía  imparable y es muy posible que encuentres “cómplices” para ello. Lo que llaman algunos: Ley de Atracción”.
  1. El poder de la decisión. Hazlo ya.  Bien reza el refrán: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy (desde entonces ha mejorado las relaciones con mi cámara, je,je,je). Y ello permitirá  que recibas mis reportes también por este medio.
  1. El valor de la vivencia, de la experiencia, no precisamente del resultado final.

Si hubiera ido al otro día al amanecer – que por cierto no llovió, je,je,eje. No hubiera conocido a Alex, un taxista- dispuesto a tomar una cámara en sus manos para  ayudar (tal vez también rompía un límite mental por ahí); la espontaneidad de Sarah, Marta y Guille, que no vacilaron en intentarlo una y otra vez, desafiando la oscuridad de la noche, la  temperatura, regalando un trozo de  su tiempo/ vida para que yo pudiera cumplir mi objetivo, y que  hoy esté contándote esta  experiencia.

Y ahora, cada vez que deseo algo vehementemente, recuerdo  esta anécdota, y  extrapolo lo aprendido a otros  espacios de mi vida, a la vez que  los comparto.

Gracias, Alex, Sara, Marta y Guille, los recuerdo y espero encontraros  nuevamente en el Camino. Y  para ti que estás leyendo estas líneas las siguientes preguntas:

¿A dónde quieres ir hoy?

¿De qué fuerza, imagen, recuerdo, persona… te vas a acompañar  hoy para llegar a dónde quieres?

Por favor, deja tus comentarios más abajo.

Un cálido saludo. Aquí Rosalia Peña Sarmiento, al servicio de tu crecimiento y cambio saludables.

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