Felicidad
Hola,
Recientemente, en un curso para profesionales, y justo en una dinámica de reconocimiento de fortalezas, una joven médica, alegre y llena de energía, habló sobre su fortaleza de ser feliz. Y sobre la felicidad, te estaré hablando hoy.
Sí, tal vez no sea fortuito que el tema de la felicidad, salga espontáneamente de la reflexión de alguien, cuya especialidad, hace que esté enfrentándose cada día a la enfermedad y la muerte.
Vivimos un tiempo limitado, queremos ser feliz, buscamos la felicidad, y sin embargo nos ocupamos menos de lo que podríamos, de nuestra felicidad. Incluso, cuando hablo sobre el tema entre profesionales- puedo observar en sus gestos y hasta escuchar frases que “etiquetan” la felicidad de cierta cursilería. Afortunadamente, poco a poco, y a medida que se va ahondando en el tema hasta los más reáceos, asienten en reconocer como deseo primordial el ser felices.
En esta oportunidad, para abordar el tema de la felicidad, me centraré en dos puntos: ¿de dónde sacamos la fuentes de nuestra felicidad?, y la necesidad de desarrollarla como fortaleza.
En el primer punto: ¿De dónde sacamos la fuente de nuestra felicidad?, te animo a que te respondas: ¿Qué te hace feliz? ¿Dónde pones el foco de mira?: ¿Acaso en cuestiones que están fuera de ti, que hoy percibes, como no alcanzables? Sonja L Y, en el libro “La ciencia de la Felicidad”, sospecha que nos han condicionado, para hacernos creer que nos harán felices para siempre las cosas equivocadas.
Y al respecto, esta autora cita varios trabajos de investigación acerca de la felicidad. De alguna manera apoyan la propia experiencia de su equipo, durante años. Según, estas investigaciones, lo que determina la felicidad es: 50 % el valor de referencia- determinado genéticamente; un 10 % circunstancias, es decir, porque seamos ricos o pobres, estemos sanos o enfermos, seamos hermosos o poco agraciados, estemos casados o divorciados….;y un 40% Actividad deliberadas, de todos los días. Esos comportamientos cotidianos.
Y a mí, me gusta pensar, que aún, en los que defienden a ultranza el valor de referencia, que el hecho de tener un potencial no significa la realización de ese potencial. Y esto engarza con el segundo punto, la necesidad de desarrollar la fortaleza de la felicidad. Y en este sentido, ver la felicidad como una capacidad, que se puede entrenar es de gran utilidad.
Mattthieu Ricard habla de un conjunto de elementos, como una forma de SER , un estado mental interno que agrupa cualidades como el amor altruista, la confianza, el sentirnos capaces de estar en una forma sana como estado mental saludable, una forma óptima de ser que invada nuestros estados y emociones y los recursos internos necesarios para hacer frente a los retos de la vida, incluso para mantener ese sentimiento de bienestar, aún en la tristeza, si se conecta con la motivación para ir por algo que tenga sentido, que merezca la pena conseguir.
Y esta última idea es muy poderosa. Lo aprecio en nuestras intervenciones de Rednova, en sus cursos, talleres, pues solo cuando se conecta con el sentido vital y se convierte en acción, ese músculo de la felicidad se fortalece.
La felicidad tiene relación con nuestras elecciones diarias. Y tú, que estás leyendo estas líneas, ¿Cómo estás entrenando la felicidad, como fortaleza? ¿Qué necesitas?
Siéntete libre en dejar un comentario sobre felicidad…
Un saludo,
Rosalia Peña Sarmiento.