A menudo propósitos y objetivos/ metas se usan indistintamente. Aunque hay matices semánticos que los diferencia.
Para algunos, hablar de propósito no es práctico. Y es el caso de la persona que ha dado título a la entrada de hoy. Y que tomo como inspiración ahora , pues no se trata de simples palabras. Lo que afirmamos matiza y pone marco a nuestras experiencias.
Cuando se habla de propósitos, en este caso de año nuevo, ¿ De qué estamos hablando en realidad ?
Si para ti – como es posible para la persona citada es sinónimo de deseos, posiblemente en algún momento llegues a conclusión similar. Como decía uno de mis mentores: “Un deseo no cambia nada , una decisión lo cambia todo“
El deseo ha de ser “tan ardiente“ como decía N. Hill , que te lleve a la acción. Si no, se queda en una zona que va cediendo su fuerza con el paso de los días, semanas, meses. Y a veces se repite el frustrante ciclo una y otra vez.
Un estudio de Franklin Covey señala que solo el 20% de las personas que dicen que empezarán el año con nuevos hábitos los cumplen y que un tercio de los que se lo proponen los abandonan antes siquiera que acabe enero.
Eso que se identificó como “motivo“, muy próximo a las campanadas va perdiendo fuerza hasta resucitar en próximas campanadas de nuevo año.
No es baladí el tema. En las historias contadas por profesionales , emprendedores, empresarios, que llegan a nosotros, hemos apreciado ciertas áreas, que se le resisten una y otra vez.
Incluso pueden brillar en un apartado de su vida y otros se quedan a expensas de nuevas oportunidades, interpretadas en ocasiones como “milagro“.
La cuestión no está solamente en “establecer“ metas, propósitos…, término que no es tan inspirador , pues cuando establecemos algo, con frecuencia se queda en esa parte más lógica del proceso. Estilo “ Hay “ que cumplir. Y eso estaría bien si es resultado de un profundo encuentro consigo mismo, que me atrevería afirmar por nuestra experiencia con profesionales que no siempre es así.
Más de dos décadas de servicio al ser humano, y observar cómo genera sus experiencias, aprende, toma decisiones , … vive sus procesos, me ha permitido apreciar que tanto propósito , como metas, para que se materialice, aúna otra serie de variables , que pocas veces son trabajadas, observadas y alineadas.
Tiene que ver más con el proceso interno que con la meta hacia fuera, el tan manido, de ir desde dónde se está a dónde se desea estar. Nadie mueve ni un ápice si no aprecia un beneficio mayor, en lo que hace, sobre todo a nivel interno. Y lo que más refuerza en esos casos es un sentido interno de brújula y algo mayor de servicio con el que te sientes comprometido.
Por otro lado, tiene que ver con lo que detiene. Y qué “función“ tiene para la persona y momento. Sí, como lo oyes. Toda conducta/ comportamiento humano tiene una intención positiva para quien lo realiza. Y es difícil una transformación. sin una inmersión y claridad al respecto para reprogramar aquello que no es útil en un determinado momento.
Así que cuando escucho afirmaciones rotundas como la que han inspirado estas líneas, pienso siempre en la experiencia que la condiciona. Porque al final, es una proyección de una experiencia que sin dudas se puede transformar por una más útil. Ahora bien, útil para quién y en qué momento. Esa es la cuestión . La persona en el centro.
Al final , como afirmaba Marie Curie, “solo podemos transformar lo que comprendemos“. ¿ Estamos abiertos a este proceso? ¿Y a darnos el tiempo necesario?
Descubrir propósito y alinearlo con la acción , de modo que no te deje quieto/a es el reto. Y es de los procesos más gratificantes a la hora de avanzar en diferentes áreas y especialmente la profesional.
El trabajo es una actividad tan creativa como cambiante. A mi modo de ver, aquello de lo “ qué quiero ser de mayor“ no siempre se mantiene, y va cediendo espacio a otro tipo de alineamiento. Si tomamos en cuenta que las profesiones irán cambiando con mayor rapidez, volver a nosotros mismos constantemente es clave. Generar, estructurar y poner en acción nuestra manera maestra de vivir el trabajo con propósito. Y contribuir desde ahí.
Ahora bien, el propósito en sí mismo es bastante neutro, lo que permanece es el sentido que tiene para una persona o grupo de personas en un determinado momento, y moviliza a la acción. Y por eso prefiero utilizar, en este caso, sentido de propósito de lo que hacemos profesionalmente.
Cuando nos apartamos de nuestro propósito más genuino, también nos alejamos de nuestro sentido de contribución más alto.
Llegado a este punto, y de acuerdo con tu experiencia seguro tienes tu propio criterio al respecto. ¿ Te animas a compartirlo ahora?
PD. Espero verte en los espacios de Rednovasaludable .
¿Quieres descubrir, generar y poner acción lo que profesionalmente tiene sentido para ti?
Rosalia Peña Sarmiento
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Coach para profesionales